Nuestras manos dejaron huella jugando con espuma de afeitar, sellando con esponjas, tapas, corchos y ruleros y llenamos las paredes de color con los rodillos.
Todas estas experiencias nos ayudaron cada día a sentirnos cada vez más parte de la sala Rayuela y del San Agustín. ¡Mirá en este video cómo fue conocernos y disfrutar de nuestra estadía en el jardín!