
Estos conocimientos construidos de manera informal en la vida diaria, son el punto de partida de otros que se construirán en forma sistemática en el contexto escolar.
Las nociones matemáticas no se adquieren de una vez y para siempre, sino que implican un largo proceso de construcción continua y permanente que abarca toda la vida de la persona, proceso en el cual la escuela tiene un papel relevante.
Todos somos capaces de involucrarnos en los desafíos que presenta la actividad matemática, lo que nos permitirá estructurar el mundo en el que vivimos, comunicarnos, acercarnos a nuevas formas de pensamiento, comprender otras disciplinas, resolver problemas cotidianos, crear.” (Weisten/González).

mide la temperatura corporal, en las camisetas de los jugadores de fútbol, en el lavarropas, en los controles remotos, en los tableros de los ascensores, etc.
Profundizamos dichos conocimientos registrando diariamente el día y la cantidad de amigos que están presentes y ausentes en el jardín. Pudimos vivenciar el orden de la serie numérica completando el calendario, realizando juegos de recorridos donde debíamos saltar tantos casilleros con puntos obtuviera en el dado.
También encontramos el valor numérico en los juegos tradicionales como la rayuela.
Y, por último a partir del juego del bowling identificamos la cantidad de bolos derribados y los registramos por escrito, reconociendo el que más y menos bolos había derribado en todo el juego.
Completamos dichas experiencias de trabajo grupal, con un acercamiento individual a través de la resolución de consignas como “identificar el cardinal de una colección, delinearlo y pegarle dicha cantidad a su lado”, por ejemplo.