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Programa de educación emocional - Equipo de orientación psicopedagógica

El colegio San Agustín es pionero en la implementación de un programa de este tipo, que trabaja el desarrollo de la inteligencia emocional de modo sistemático y gradual, y se extiende desde las salas de 3 años hasta séptimo grado.

En el mundo que vivimos se hace cada vez más necesario enseñar a los niños a conocer sus emociones, manejarlas adecuadamente, comprender las emociones de los demás y relacionarse con los otros de modo positivo. Este programa apunta a dichos objetivos.


Salas de 3 años - Psicopedagoga Agustina Dorr Mansilla

En cada encuentro trabajamos cada una de las emociones básicas. Primero leímos un cuento que contaba una situación en la cual el protagonista se ponía contento, triste, enojado o asustado.



Prestábamos especial atención a cómo se ponían los ojos y la boca en cada emoción. Los chicos imitaban las expresiones. La que costó más pareció ser la de miedo, y las que salieron más fáciles, fueron las de alegría y enojo.

                            

Luego leímos las siluetas traídas de casa, y compartimos las cosas que a cada una lo ponía alegre, triste, enojado y asustado. Vimos que nos pueden pasar cosas parecidas o no.

Veamos algunos ejemplos de lo que escribieron… Me pone:

· Alegre: jugar, estar con mi familia y amigos, pasear, ir al jardín, a la plaza.

· Triste: cuando mamá y papá se van, me retan, me golpeo.

· Enojado: cuando me sacan un juguete, me pegan, no me prestan.

· Asustado: con los fantasmas, monstruos, truenos, bichos, la oscuridad.

                         



Salas de 4 - Psicopedagoga Alejandra Maset

Comenzamos a trabajar en el reconocimiento de las emociones básicas “miedo- enojo-alegría-tristeza”, relacionando distintas situaciones de la vida cotidiana de los chicos con la emoción que les provoca. Por ejemplo “¿cómo me siento si un amigo me invita a jugar a la casa? ¿Si pierdo mi juguete favorito? ¿En una noche de tormenta? Utilizamos el “Llavero emocional” con las caras de Raúl y Dora para que los chicos identifiquen las diferentes emociones. Luego llevaron el llavero a casa para jugar en familia. Las ideas fuerza trabajadas fueron: “reconocer cómo me siento es importante, es valioso decir cómo me siento, me puedo sentir diferente a otro ante una misma situación”.

                         


                       

En el segundo encuentro trabajamos sobre el reconocimiento del “valor personal y las propias capacidades”. Conversamos acerca de lo que pueden hacer solos a los 4 años y de lo que son capaces de lograr. Se introducen temas como: Dormir en mi cama, comer solito, cambiarme, compartir, etc. La dinámica estuvo basada en una actividad en ronda, donde los chicos tuvieron que elegir, entre una diversidad de imágenes, qué cosas ya pueden lograr solos. Finalmente llevaron a casa una medalla con el lema: “Soy Importante” con el objetivo de propiciar la valoración personal positiva.


                     


En el tercer encuentro trabajamos con el lema “Yo puedo aprender”. A partir de un cuento donde los protagonistas, Raúl y Dora, superan algunas dificultades como andar en bici por primera vez o escribir el nombre, se introduce a los chicos en la importancia de “practicar e intentar” cuando algo no sale y en el reconocimiento de que a “todos nos cuestan algunas cosas”. La idea fuerza de este encuentro es: Valorar los intentos por sobre el resultado y fortalecer la autoestima.

                       

Finalmente y como cierre del proyecto, hicimos un repaso de los contenidos trabajados y conversamos acerca de todas las cosas que aprendieron y de las cosas que aún les cuesta lograr, haciendo hincapié en que “Lo importante es intentar”. Los chicos trabajaron en la decoración de un sobre con la imagen de Raúl y Dora y lo llevaron a casa con las actividades trabajadas a lo largo de los encuentros.

                       



Salas de 5 años - Psicopedagoga Cecilia Marino

Trabajamos sobre las cosas que le hacen bien a nuestro cuerpo, atendiendo no sólo a aspectos materiales, sino también espirituales. Los chicos dijeron cosas como: darse abrazos, comer sano, hacer ejercicio, dormir, divertirse, ponerse perfume, sonreír, ponerse crema, comer fruta.

                       

Hicimos una encuesta a los papás y a las mamás, y descubrimos que todas las personas nos ponemos tristes, contentas, enojadas o asustadas (aunque a veces a los grandes nos cueste decir que tenemos miedo a algo).

Los chicos descubrieron con asombro y alegría, que había semejanzas y diferencias en lo que sentimos las personas: no a todos nos enojan o asustan las mismas cosas.

                       

Conversamos sobre las cosas que nos ponen tristes y qué cosas podemos hacer para que la tristeza se vaya. Le enseñamos a los chicos que todos podemos hacer algo para sentirnos mejor.

Entre las cosas que descubrimos que nos ayudan a que se vaya la tristeza, están: jugar con otros, contarle a alguien lo que me pasa, cantar, bailar, estirarse y respirar.